LA CARA B. Por Antonio Rentero.
“Por aquel entonces yo estudiaba el tercer curso de la carrera y comentaba lecturas con un compañero. Todo surgió a raíz de un libro que me vio leer, uno de los pocos del género best-seller (si tal cosa existe) a los que he echado el ojo en mi vida. A través de mi amigo llegué a conocer a alguien que me permitió comenzar a leer para el alma gracias a un pequeño libro que me regaló.
No se trataba estrictamente de un libro espiritual pero me dio la visión de que yo necesitaba ese otro tipo de lectura. El libro que nos puso en contacto quizá fue el único de los pocos que leí para evadirme, pero yo sentía la necesidad de obtener una fuerza para seguir adelante en mi vida y así comencé a encontrarla y fortalecerla. En mi caso, el amor, entendido en un sentido amplio (pareja, hijos, familia, amigos, trabajo…) ha sido el gran principio rector, sé que a lo largo de la vida cambia y descubrí lo conveniente de disponer de una guía que me permitiera construir una mujer de una pieza, dejando así bien atrás la adolescencia.
Cada pueblo en cada época y cada zona ha sentido la necesidad de trascender el alma y creer que existe algo más allá de la materia. Donde hay un más allá hay esperanza. Quien cree en lo trascendente confía en que tenemos un alma en nuestro interior, y además del cuerpo también creo que hay que alimentar el alma que lo habita. Esta literatura a la que me refiero es una forma de alimentarla.
«Cada pueblo en cada época y cada zona ha sentido la necesidad de trascender el alma y creer que existe algo más allá de la materia. Donde hay un más allá hay esperanza»
Intento dedicar a diario un tiempo a la lectura de este tipo, más de crecimiento personal que de autoayuda. Necesito esos 10 o 20 minutos de lectura que me alimente el alma, alejada de la profesión o la evasión de las novelas de ficción. No tengo memoria RAM y no podría enumerar 40 títulos, pero si aprendo una lección no se me olvida.
“Sé útil, deja poso” fue la primera lección con la que me quedé de ese pequeño librito que me regalaron. Para mí fue un antes y un después en mi vida el asumir esa frase, el asumir un modelo de vida.
Acude con frecuencia a mí la imagen de un brasero bajo la mesa camilla. Puede que en algún momento esté gris y frío, pero si le soplas con cuidado se avivará el ascua. Si el motor de mi vida es el amor, con la lectura alcanzo ese soplo que aviva la brasa y cuya calidez alcanza a mi marido, mis hijos, mi familia, mis amigos, mi trabajo…
Todo gracias a estos libros vivos, que te llevan a crecer porque cada vez que lees una de sus frases te dice algo nuevo. Más que el porqué voy a cambiar me gusta el para qué voy a hacerlo. No puedo cambiar todo el mundo pero sí puedo cambiar un granito de arena del desierto, y ese granito puede ayudar a que cambie el que tiene al lado, y este a su vez…
Cambiar para ser motor de cambio. Si quieres que el mundo cambie el primero que tiene que cambiar eres tú. No siempre consigues llegar a algo mejor, pero no por ello dejas de intentarlo.
Soy MACARENA PERONA y aunque muchos no lo sepan leo para sobrevivir.”