LUGARES CON HISTORIA. Por Leandro Madrid.
En el murciano Mar Menor emergen cinco islas de origen volcánico. La “Mayor”, por su mayor extensión, es también conocida como “Isla del Barón”, y sobre ella circula una trágica leyenda.
La Isla Mayor debe su segundo nombre a D. Julio FalcóD’Adda, IX Barón de Benifayó, que era hijo de los Marqueses de Castell-Rodrigo y Príncipe Pío de Saboya, emparentados con la casa Real de Italia y con la nobleza española, portuguesa e italiana, entre otras. También era enormemente rico.
El Barón había nacido en Milán, el 22 de febrero de 1834, y su vida transcurría entre Italia y España, recibiendo la educación propia de su alta condición.
Permaneció soltero y mantenía una estrecha relación con los Saboya, por lo que hizo amistad con el duque de Aosta, Amadeo, hijo segundo del Rey de Italia. Cuando, en 1870, el duque Amadeo fue elegido Rey de España por las Cortes, durante el llamado ‘Sexenio Revolucionario’, el Barón le acompañó y fue nombrado Montero Mayor, formando parte del reducido grupo de amigos de confianza del nuevo Rey.
Amadeo estaba casado con la Princesa María Victoria dal Pozzo de Mérode-Westerloo, perteneciente a la alta nobleza piamontesa y belga.
Los nuevos Reyes de España no fueron aceptados por la alta aristocracia española, recibiendo anónimos insultantes y desprecios sociales, toda vez que eran partidarios de la Casa de Borbón, representados por la exreina Isabel II y su hijo, el futuro Alfonso XII.
El lunes 10 de junio de 1872 el periódico “El Imparcial” publicó un insultante artículo contra la Reina, titulado “La loca del Vaticano”, comparándola con la emperatriz Carlota de Méjico, esposa del asesinado Maximiliano de Austria en Querétaro.
La Isla Mayor pertenecía a la marina española y era prisión militar. A ella fue enviado el Barón a cumplir su condena
El Barón de Benifayó consideró involucrado a D. Diego de Castañeda en la redacción de dicho artículo, y lo retó a duelo, que debía ser a primera sangre. Casual o con intención, el Barón mató a D. Diego, por lo que fue procesado y condenado a prisión durante varios años.
La Isla Mayor pertenecía a la marina española y era prisión militar. A ella fue enviado D. Julio Falcó a cumplir su condena. Unos seis años pasó “encerrado” y rodeado de agua salada pero, posiblemente por ser quien era, debía recibir visitas y, tal vez, obtener permisos para visitar los alrededores.
El Barón se enamoró de la isla y su entorno, por lo que ya cumplida su condena, después de 1878, con Alfonso XII como Rey de España, gestionó su compra, como también unos terrenos en San Pedro del Pinatar, lo que hizo realidad en los años 80 del siglo XIX.
Encargó al arquitecto D. Lorenzo Álvarez Capra la creación de dos palacetes, uno en cada propiedad, para pasar sus vacaciones y recibir a familiares y amigos, además de celebrar reuniones y fiestas.
El arquitecto diseñó los dos edificios rectangulares, de una sola planta, con dos torres el de San Pedro y una sola el de la isla; rodeado de un gran jardín el de San Pedro, y con pocas plantas en la isla dada la falta de agua dulce y el tipo salino del terreno.
La leyenda
El Barón, que pasaba sus vacaciones de San Pedro a la isla y de la isla a San Pedro, lo hacía rodeado de amigos y de continuas celebraciones.
Ya con más de 50 años recibió a un príncipe ruso que llegó acompañado de su hija, que tenía poco más de 20 años. El Barón se enamoró de la joven y la pidió en matrimonio. El príncipe, que tenía problemas económicos, aceptó casar a su hija con un hombre tan rico. La joven obedeció a su padre pero no aceptó finalmente al marido impuesto. Pasó un tiempo y el despechado Barón decidió vengarse. Durante las noches la princesa se bañaba desnuda, pero una de esas noches no regresó. ¿Se ahogó y abandonó la isla? ¿O la mató el Barón haciéndola desaparecer?
Se dice que las noches de luna llena el espíritu de la joven pasea por la playa de la isla.
Durante la Regencia de Dª. María Cristina de Austria, viuda del Rey Alfonso XII y madre de Alfonso XIII, el Barón de Benifayó fue varias veces senador del Reino. Falleció en San Pedro del Pinatar el 29 de enero de 1899, varios días antes de cumplir 65 años, y está enterrado en el cementerio de dicha localidad.
Sus herederos vendieron la isla a la familia Figueroa, Condes de Romanones, que continúan siendo los propietarios. El palacete de San Pedro pasó a los marqueses de Villar de Felices que, años después, lo cedieron al Ayuntamiento de dicha población. Hoy es un museo-recuerdo al Barón y también alberga el museo arqueológico. También es conocido como “la casa de la rusa”.
Estimado Leandro,
He ledio su articulo y me ha parecido muy interesante.
Tengo entendido que la isla se puede visitar e incluso pasar alguna noche alli, pero no encuentro ningun contacto.
Sabria decirme a quien me puedo dirigir?
Un saludo
Fran G.