Estimados Socios:
Hemos dejado atrás el año 2020, el año que nos trajo la pandemia, las calles desiertas por el confinamiento, los bares y restaurantes cerrados, los comercios sin apenas clientes, la ruina para muchos, el miedo para todos, el año en el que las fronteras volvieron a serlo, el año que desterró los abrazos, los besos, la cercanía con las personas queridas, el año de las mascarillas, de los balcones, de las ciudades sumidas en el silencio, el año de las distancias, muchas veces insalvables, el año en el que amigos y familiares nos dejaron sin que pudiéramos acompañarlos siquiera en sus últimos momentos. No ha sido un año para recordar y, sin embargo, lo recordaremos toda nuestra vida.
Pero también ha sido un año en el que hemos aprendido a valorar algunas cosas olvidadas: la vida en familia en la estrechez de un piso o de una casa, la vieja cocina casera olvidada, aquellos bizcochos, aquellos guisos, aquellos pasteles; hemos recuperado el sabor de aquellos libros que se cubrían de polvo en una estantería, la caricia de los viejos discos arrinconados, los pequeños placeres que se ocultaban en los cajones que queríamos ordenar desde hace tanto; hemos aprendido a echar de menos a ese amigo con el que tomábamos café casi a diario, a esos familiares que apenas veíamos y apenas recordábamos y que , sin embargo, se nos han hecho más presentes que nunca a lo largo de estos meses de ausencias obligadas. Hemos aprendido a valorar un simple paseo, la vista del horizonte y de las nubes lejanas, el susurro del viento entre las hojas de los árboles, los jardines y veredas descuidados por el hombre y cuidados en su lugar por la propia naturaleza, que los ha hecho más frondosos, más salvajes, más exuberantes y más bellos.
Hemos comenzado un nuevo año. Nada ocurrirá que no sepamos y por ello nada debe asustarnos. Tenemos, eso sí, una puerta abierta a la esperanza de que estemos al comienzo de fin de la pandemia. Todavía nos hará sufrir, pero antes de lo que pensamos las vacunas, los avances de la medicina y el refuerzo de nuestro sistema sanitario, apagarán la pandemia y apenas se dejarán sentir sus rescoldos. Y habremos aprendido mucho, de los demás y de nosotros mismos.
Os deseo a todos un feliz año 2021, un año lleno de esperanza y de vida.