EL HOMBRE QUE NADABA ENTRE EL PÚBLICO DE LOS CONCIERTOS

LA CARA B. Por Antonio Rentero.

Era la época de los modems a 56 K y no se me ocurrió mejor idea que montar una de las primeras diez páginas online de crítica musical. Como crítico musical independiente que no cobraba repartía estopa a todo el mundo. Había meses que me llegaban entradas para un centenar de conciertos, especialmente en verano, cuando estaba acreditado prácticamente para un concierto por día. O por noche.

Me compré un libro de Dreamweaver para aprender a diseñar páginas web y monté la mía con un formato similar al de una revista de papel, que es lo que yo llevaba (y llevo) décadas mamando. Poco a poco fue ofreciéndose gente para echar una mano. Uno sabía hacer fotos, se acreditaba y ya íbamos dos al concierto. Poco a poco fui conociendo gente de fuera de Murcia y de fuera de España. Entre Europa y Sudamérica llegamos a sumar unos 30 colaboradores, lo que suponía publicar entrevistas con gente que no tenía ni idea de quién era pero resultaban ser superfamosos en la otra punta del mundo.

En los festivales lo más duro era tener que ir corriendo con la cámara de un escenario a otro, atravesando la muchedumbre. Festivales en Bélgica con cien mil espectadores y tener que pasar entre ellos para llegar a tiempo de que empiece el concierto que vas a cubrir… y vuelta a cruzarlo todo para ir a otro concierto en la otra punta del recinto. Era como el David Meca de los conciertos, nadando entre el público.

Y cuando acabas ese frenesí edita 500 fotos y escribe la crónica a toda velocidad para publicarla cuanto antes. En revistas puede salir la crónica de los conciertos del mes pasado pero en web no puedes dejar pasar más de una semana.


Puede pasar que Manu Chao intente robarte a tu novia en su camerino. Delante tuyo. Tardé muchos años en volver a oír discos suyos


Finalmente pensé que había que ganar dinero. Aquello tenía que profesionalizarlo. Buscar un gestor de contenidos. Y es aquí cuando el proyecto se va diluyendo. Fue cuando las empresas de cerveza se metieron de lleno en el negocio de los festivales y macroconciertos. Nos damos cuenta de que nos regalan las entradas pero les estamos haciendo publicidad gratuita con la cantidad de visitas que tenemos. Aparecen otras webs similares pero lo peor es cuando detrás no están los aficionados sino las propias marcas.

Las marcas empiezan a exigir que coloque en mi web sus banners y cuando me niego, y encima alguna de las críticas que publicamos no les gustan, dejan de acreditarnos. Mientras Internet abrió las puertas a que todos pudiéramos ser críticos de música. De hecho perdimos muchos visitantes con los blogs y ahí vi que había mucha gente que escribía mal y no tenía ni idea… pero eso ya es otra batalla.

Lo voy abandonando poco a poco porque en mi vida surgen otros proyectos que me roban tiempo y esfuerzos. Es mucho trabajo, no se gana dinero suficiente con la publicidad de Google… sentí que había tocado techo. Aprendí dónde está la línea que separa el “estoy haciendo esto por diversión” del “esto se ha convertido en una obligación con la que ya no me divierto”.

En el fondo mi pasión siempre fue verlo todo desde detrás, ver cómo se montan los festivales, estar en los camerinos, saber cómo se pone en marcha todo esto, hasta que me pasó como a Dorothy cuando miró detrás de las cortinas del Mago de Oz. Serán gajes del oficio de pasar tanto tiempo en la trastienda del espectáculo. Incluso puede pasar que Manu Chao intente robarte a tu novia en su camerino. Delante tuyo. Tardé muchos años en volver a oír discos suyos. De Manu Chao».

Soy Javier García Caballero y aunque pocos lo saben soy crítico musical en Internet.


@antoniorentero

 

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