ENTREVISTA A CARLOS MATAS GONZÁLEZ
PERFIL DEL SOCIO. Por Pedro A. Campoy. Fotografía: Ana Bernal.
Carlos Matas González (Madrid, 1929) es vicepresidente del Real Casino de Murcia y lo ha sido con tres presidentes: Manuel Nicolás, Francisco Guirao y, en la actualidad, con Juan Antonio Megías. De oficio se dedicó a la abogacía y también ejerció como juez sustituto. Participó en la Asociación Cultural Conde de Floridablanca que presidió su mujer, Carmen Marco. Carlos es una persona muy educada, de carácter afable, amigo y llano. Repasamos su trayectoria abordando los más destacados momentos de su vida.
¿Quién lo nombró directivo? Siempre me han apoyado los tres presidentes que me nombraron y he llevado las gestiones que me proponían con agrado. También los he sustituido en las ocasiones que ha sido necesario.
¿Viene con frecuencia al RCM? Todos los días. Estoy jubilado y me reúno con mis amigos. Tomo un café con cafeína y unas gotas de leche. El hábito crea la costumbre, como decía Ovidio.
Recientemente le rindieron en el Casino un homenaje que se merecía. ¿Cómo lo vivió? Fue clamoroso y muy emotivo. Se respiraba un factor emocional. Me hubiese gustado que mi esposa Mari Carmen hubiera sido una persona más en este maravilloso homenaje, pero sentía que estaba latente en el ambiente. No tengo palabras de agradecimiento para todos los que estuvieron presentes y los que no pudieron estar, pero que arrimaron el hombro para que saliera perfecto. Les doy las gracias, de corazón, a todos.
¿De quién surge la idea de restaurar el RCM? Bien sabe Dios que todos los directivos estábamos convencidos de su restauración. Megías tomó el toro por los cuernos y lo hizo nuevo.
¿Cómo fue ese momento? Se llevó a cabo un diagnóstico profundo. Por las grietas del edificio se veían las calles, la estructura… Los cimientos eran de pena. Había que decidir y decidimos llevar a cabo su restauración. Teníamos que hacerlo, pues el edificio se estaba hundiendo. Una vez terminado la restauración, se inauguró con pompa y boato. Es un inmueble único por las corrientes artísticas de los siglos XIX y XX.
¿Qué destacaría de esta joya? La Biblioteca Inglesa, no solo por sus libros (cerca de 20.000 de los siglos XVII, XVIII y XIX), también por su estructura perfecta. Sin duda es lo mejor del Casino. No hay que olvidar el Congresillo, Salón de Armas, Patio Pompeyano…
Aparte de la reunión del café, ¿a qué más le gusta venir al Casino? Me inclino por el billar, pero muy de vez en cuando. No hay que olvidar que en la Sala de Billar se disputaron campeonatos a nivel nacional e internacional. Ahora bien, mi deporte es la vela. Soy capitán patrón de yate y todos mis hijos son también patrones de barco. Disfruto con mi barco y la vela me encanta.
Y de la vela pasamos a la aviación. Mi padre fue Teniente General de Aviación y volaba todos los días. En una ocasión que viaja yo con él, se nos paró el motor y capotó la avioneta dando la vuelta. Nos quedamos boca abajo en Getafe. Fue un accidente importante, pero por suerte no sufrimos graves lesiones.
¿Y el fútbol? Soy madrileño y me agrada que gane el Real Madrid. Ahora me tira más el murcianismo pues he encontrado en Murcia las mejores personas de mi vida.
“LA CORTESÍA ES LA PRINCIPAL MUESTRA DE LA CULTURA. TODO HOMBRE NACE CON EL GEN DE LA OBRA QUE TIENE QUE CUMPLIR”
Usted siempre ha sido muy cortés. Es que la cortesía es la principal muestra de la cultura. Todo hombre nace con el gen de la obra que tiene que cumplir, decía el filósofo Russell.
¿Ha sido rebelde en su juventud? Ante la injusticia, siempre.
¿Le gusta la cocina murciana? Si, especialmente los platos caseros: habichuelas con chorizo, lentejas…
Hábleme de su juventud. Fui un estudiante normal y tuve una juventud ordenada.
¿Y cuál es su libro por excelencia? El Quijote.
Como abogado, ¿qué rama prefiere? Sin duda, la laboral por el contenido humano, pues se juegan el pan de sus hijos.
¿Qué rato del día es el mejor para usted? Cuando veo la televisión con mis nietos sentados en mi rodillas.