PERFIL DEL SOCIO. Por Pedro A. Campoy.
Francisco Costa Luján nació en El Palmar, el 18 de enero de 1922. Este 2022 ha cumplido 100 años y nos cuenta algunas de sus memorias en una vida en la que ha sido testigo de dos pandemias: la de la gripe iniciada en 1918 y la de la COVID-19.
“Fue un acierto haberme hecho Socio de esta entidad”
¿Qué recuerdos tiene de su infancia?
Recuerdo la invención del autogiro de Juan de la Cierva. Mi padre, que tenía un carro grande y uno pequeño, nos llevó a toda la familia a verlo porque El Liberal hizo una gran propaganda del viaje de la Cierva.
En 1926 murió mi hermano Antonio, yo al año siguiente cogí la gripe española y me estuve recuperando en casa con mi madre. El médico le dijo que estuviese pendiente de la fiebre y me recomendó no bañarme en la playa. Íbamos cada agosto a Los Alcázares y lo primero que hice al llegar fue irme al agua. Por aquel entonces Los Alcázares era el paraíso.
¿Y como estudiante?
Yo soy de El Palmar, pero como tenía más cerca el colegio de Aljucer iba a ese, porque vivía en el antiguamente llamado barrio de los gatos. Tengo un grato recuerdo de mis profesores. Me gustaba la cultura y era un alumno muy afable. Más adelante, estudié Economía y me dediqué a trabajar en ese sector.
¿Cómo pasaba el tiempo libre?
Con mis amigos, me gustaba disfrutar de su compañía y estar en tertulias de temas culturales y sociales.
¿Vivió fuera de España?
Por el conflicto del Canal de Suez, me dio miedo la existencia de una guerra y me fui a América. Allí estaba mi suegro, en Uruguay, pero volvimos en un barco francés a los seis meses, un carguero que habían convertido en un transatlántico. Llegué a Montevideo en 1953 y volví en julio del mismo año. El barco cuando iba a Uruguay paró en Río de Janeiro y en Sao Paulo.
¿Qué opinión tiene del Real Casino?
Fue un acierto haberme hecho Socio de esta entidad. En ella he conocido y mantenido una estrecha y entrañable amistad con una gran cantidad de compañeros a los que agradezco su correspondencia. Mando muchos abrazos a todos los Socios y, en especial, un agradecimiento a los que hicieron posible la restauración para tener unas instalaciones ejemplares como las de hoy en día.