‘Delicadeza’ a través de los ojos de Mariano Albaladejo
Entrevista, por Ángela M. Torralba
La acuarela, según Mariano Albaladejo, encarna el concepto de delicadeza en su máxima expresión. Una fusión de colores y formas que requiere la sutileza y la interpretación del espectador para descubrir y apreciar cada detalle.
Los paisajes marinos y urbanos que componen esta muestra son el resultado de años de aprendizaje autodidáctico del artista, que expondrá en la Sala de Arte del Real Casino de Murcia desde el 2 hasta el 16 de febrero de 2024. Detrás de esta iniciativa está el apoyo incondicional de su familia, que es la que le ha alentado a compartir su arte con el mundo.
¿Qué vamos a encontrar en la exposición “Delicadeza”?
Fundamentalmente acuarelas de temas variados. Hay paisajes marinos porque soy de San Javier y tengo predilección por el Mar Menor, por eso pinto mucho el mar y sus elementos, como barcas. Pero la muestra va a tener además temas urbanos. En cuanto a los tamaños de los cuadros también van a ser distintos. Hay piezas más grandes, de unos 56x35cm, y otras más pequeñas, de unos 20x15cm, todo ello sin contar con el espacio que ocupen sus respectivos marcos. Al tratarse de una temática variada me permite jugar con tamaños diferentes.
¿Todos esos paisajes son reales o fruto de su imaginación?
Son reales. En otras ocasiones he pintado paisajes imaginados, pero para esta exposición son reales. Normalmente pinto a raíz de haber sacado una fotografía. Para mí no es necesario estar en el lugar para encontrar la inspiración.
¿Cómo se podría definir su estilo?
Fundamentalmente, figurativo y no excesivamente realista. A la acuarela se le da forma a base de manchas. Por eso, muchas veces hay que dejar al espectador que complete el cuadro, que se meta en él y le dé su propia forma con lo que él intuye. La gran mayoría de veces las manchas de la acuarela le hacen a cada cual figurar cosas muy diferentes.
¿Por qué eligió el nombre de “Delicadeza” para su exposición?
Porque la acuarela es ese concepto. Es pura delicadeza.
¿Se dedica al mundo del arte profesionalmente?
No. Soy ingeniero técnico industrial de profesión. Para mí, la pintura ha sido una afición que he tenido siempre, desde muy pequeño. Podría haber hecho Bellas Artes en la universidad, pero no lo hice, aunque me recuerdo dibujando desde siempre. También tengo la influencia de mi abuela, que también pintaba acuarelas. Empezaría a hacerlo a principios del siglo pasado y aún conservo con cariño sus cuadros. Lo que sí he hecho son talleres de todo tipo para formarme. He hecho cursos de grabado o de serigrafía, por ejemplo. Pero soy autodidacta. Ahora asisto a clases con el acuarelista Alfredo López y cada vez voy aprendiendo más.
¿De alguna manera, sus conocimientos como ingeniero técnico se ven reflejados en su obra?
Sí, tuve una época en la que pintaba acrílicos de formas geométricas, espirales, cuadros… pero actualmente no se ven tan reflejados.
Entonces, ¿cómo comenzó su andadura en el mundo del arte?
Como digo, siempre he pintado. Pero a nivel profesional solo desde que me jubilé porque le puedo dedicar más tiempo. También he atravesado una enfermedad grave y en ese momento me volqué mucho más en la pintura a modo de terapia. Ahora, además, me enfoco mucho más en la acuarela porque es una actividad que puedes realizar en casa y resulta más fácil y cómodo para ponerse a pintar. También estuve dentro de una asociación de alumnos de Bellas Artes que me admitió, aunque no fuese estudiante de la carrera, y por eso he participado en bastantes exposiciones colectivas.
¿De qué manera surge traer su exposición al Real Casino?
Principalmente gracias a mi mujer y mis hijos, que son los que más me animan a exponer mis cuadros. Además, la situación que tiene el Real Casino es inmejorable. La Sala de Arte es un espacio muy bueno para exponer acuarelas porque es un sitio íntimo, pero sin agobios.