Mi punto de vista, por Pilar García Cano
La educación en la época franquista se divide en dos etapas: la primera va desde el 1939, tras finalizar la Guerra Civil, hasta 1959, en la que predomina el adoctrinamiento por encima de otros conceptos y que lleva a España a entrar en un retroceso económico y a convertirse en un país en bancarrota. La segunda etapa se enmarca entre el año 1959 y el 1975.
En 1959 se aprobó un plan de estabilización para salvar al país de esta situación. Entró como ministros un equipo de tecnócratas que, aunque fieles al régimen franquista, tienen mayor formación científica. Se marcó como objetivo conseguir estabilidad económica y equilibrio en la balanza de pagos.
La industrialización contó con la asistencia de los denominados “polos de desarrollo” donde se instalaron empresas industriales que transformaron la estructura social española con mejoras notables en el nivel de vida. España también se abrió al turismo, que trajo al país gran número de divisas.
Un problema grave para consolidar el desarrollo económico que se buscaba en el país es la carencia de la formación de los escolares, ya que el acto de enseñar está ligado a demostración científica. España necesita una reforma educativa urgente. También, como resultado de la falta de recursos empleados en la educación, hay un grado de analfabetismo muy alto. Para combatir esta lacra se pone en marcha la Campaña Nacional de 1963, que duraría 4 años, con una convocatoria de maestros específica para esta tarea. Con este acto se redujo la tasa de analfabetismo adulto de un 17% a un 9%.
Para posibilitar la escolarización de los alumnos se establece en 1962 un “Plan de Desarrollo de Construcciones Escolares”, durante 5 años, y se crea “La Junta Central” para dirigir e inspeccionar los planes provinciales, ya que el edificio escolar debería complementarse con la vivienda de maestros, y deberían sustituirse los locales en malas condiciones.
Como el plan iba muy lento, se pensó en la concentración escolar como acelerador. En 1968 se produce la llegada al ministerio de Educación de Don José Luis Villar Palasí y el comienzo del segundo Plan de Desarrollo de Construcciones Escolares, creándose la “División de Construcciones”, y las “Unidades Técnicas Provinciales” dependientes de las mismas. Esto supone que las obras sean dirigidas por arquitectos dedicados en exclusividad, preocupándose por la evolución del edificio escolar, para evitar construcciones en terrenos sin consistencias y de fácil derrumbe que se daban con cierta frecuencia, plasmándose como obligatorio un modelo de edificio escolar, que permitiera la libertad de movimiento de alumnos y profesores, estableciéndose planes de urgencia. Según los informes oficiales se habilitaron 24.399 unidades escolares.
En agosto de 1970 se publica la “Ley General de Educación”, que pretendía dotar al país de un sistema más justo, más eficaz y más en consonancia con las necesidades de los españoles, contemplando la enseñanza privada en los niveles no universitarios. La ley también incluye la financiación del sistema educativo. La enseñanza obligatoria es de los 6 a 14 años y permitía la coeducación, introduciéndose a través de la escuela el principio de integración social. La Ley creó el bachillerato polivalente y la formación profesional. La etapa de preescolar es de 4 a 6 años, no tiene el carácter de obligatoria y pretendía conseguir el desarrollo armónico de los niños.
El III Plan de desarrollo del 72 al 75 se fija como objetivo construir un millón de puestos escolares descartándose muy pronto como inviable, estableciéndose en 1974 cauces de colaboración entre Ayuntamientos y el Estado.
En 1977, tras la muerte de Franco, se firmaron los “Pactos de la Moncloa” incluyendo un crédito para la enseñanza primaria, (R.A.M.: Reparación, Amplificación, y Mejora de los edificio escolares). En Murcia se utilizó para obra nueva y no contó con dotación de equipamiento escolar.