UN GENTLEMAN CON UN DON ESPECIAL

PERFIL DEL SOCIO. Por Pedro A. Campoy. Fotografía Elena García.

Pepe del Campo Iglesias nació en Madrid (1929), de padres madrileños y abuelos vascos que tenían una fundición que trabajaba para el Ayuntamiento de Madrid. Allí comenzó su enseñanza convirtiéndose en un gran técnico y buen joyero

Pepe llegó puntual y tras el saludo de rigor, tras buscar un rincón donde no nos molestaran, comenzamos la entrevista pactada. Le disparo la primera pregunta y contesta raudo. “Aunque nací en Madrid me considero más murciano que el río Segura y la torre de la Catedral, pues vine con 12 años a Murcia. Mi mujer y cuatro hijos son murcianos de pura cepa. Cuando viajo a Madrid estoy deseando regresar a mi Murcia”. Será por algo, lo pasarías mal en tu juventud en Madrid. “No te equivocas, estalló la guerra y la sufrí en Madrid en una casa refugio en donde caían bombas y obuses que estallaban cerca. Era pavoroso”. El pasado ya es historia, el futuro es misterio y solo queda el hoy que es un regalo. “Tengo miedo de que algo así pudiera suceder de nuevo”, confiesa.

Pepe vivió los años en la España del Seat 600, la televisión y los planes de desarrollo. “Sí, efectivamente y en un Seat 600 nos fuimos a Marbella en viaje de novios a una residencia de Educación y Descanso que era lo que se llevaba en aquellos tiempos. Ahora bien, era para 15 días y solo estuvimos cinco para atender mi negocio. Mi adorada esposa es especial y única. Por cierto, antes de casarme mi novia residía en Barcelona y como era motero fui detrás de ella. La primera vespa que salió me la compré. Conocer a Charo fue una casualidad. Tenía 17 años cuando la vi por primera vez en la Huertanica”. La vida ha cambiado mucho. Entonces no había botellón “pero hacíamos baile que lo llamaban guateques en casa de nuestras amigas”.

Y cambiando de tema, ¿cómo fue tu decisión de montar una joyería? “Aprendí en la fundición de mi padre y lo continué en casa trabajando para joyerías y al público. Así empezó todo. La primera joyería la monté en la esquina de la calle Azucaque y últimamente las dos que tengo en Trapería, que las regentan mis hijos”.

Su actividad deportiva: tenis, golf, rugby, sardinero, cazador de monte con perros… Ha picado en todo: Amigos de la Capa, Peña Flamenca, de caza, sardinero, club de fumadores en pipa, buceador de pesca submarina… Todas estas actividades cincelaron su especial carisma que, sin duda, tiene de sobra. “Recuerdo con cariño mi primer partido de Rugby contra el de la Universidad. Nunca lo olvidaré”. Pepe ha sido un deportista nato y nos metemos en la parcela futbolística. ¿Cristiano Ronaldo o Messi? Salta raudo. “Cristiano Ronaldo.
Tienes que pensar y tú lo sabes que soy del Real Madrid”. Pepe es un entusiasta de acudir al Casino para disputar una partida de billar o un dominó con sus amigos. “En el billar es donde mejores ratos paso con mis amigos: Antonio Carrillo, Pepe Torres, Paco Vigueras, Matías, Paco Poveda, Ángel Luís Riquelme…Todos nos conocimos allí. Y déjate que te diga, con mi compañero Paco Escribano fuimos los campeones del mundo. Te explico: nunca se ha disputado un torneo de billar con dobles, por tanto nos podemos considerar campeones del mundo”. Y para postre, Pepe ha sido sardinero. “He salido en el Entierro de la Sardina 52 años, que se dice pronto”.

No hay duda del genio indómito, talento y estilo de getleman. Es elegante y señor. Sus camisas se distinguen por el bordado de las iniciales de su nombre y de lo que no existe la menor duda es de que se trata de un personaje con un don especial.


Pedro A. Campoy

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