El Hospital Virgen de la Arrixaca se convierte en pionero en utilizar una réplica en tres dimensiones para abordar una compleja cirugía.
Por Concha Alcántara.
Todo empezó una noche de guardia especialmente tranquila en el Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia. El doctor Óscar Girón Vallejo, especialista en cirugía infantil, llevaba días dándole vueltas a cómo operar a un bebé de apenas 10 meses con un tumor renal bilateral y, al menos, salvarle uno de los riñones. El problema era que según la resonancia magnética que habían realizado el tumor apenas dejaba ver el riñón izquierdo, como si se lo hubiera tragado, y se vislumbraba poco del derecho. La operación se presentaba complicada. Entonces se le ocurrió algo que, a priori, podía sonar descabellado. ¿Y si pudiera tener un modelo de los riñones y el tumor en 3D para poder estudiarlo antes de la operación?
“Si tienes un jefe que no te diga que estás loco y te dejes de tonterías, puedes hacer algo diferente. Pero él nos ha inculcado el amor por nuestro trabajo y los pacientes, a hacer lo que haga falta”, cuenta Girón sobre su superior, el cirujano pediátrico Ignacio Ruiz Giménez, a un repleto y expectante auditorio que ha dejado cortas las 100 plazas del salón de actos en la última de las conferencias organizadas por la Asociación Española contra el Cáncer. En esta ocasión está dedicada a la ‘Innovación contra el cáncer. Impresión 3D y nuevas tecnologías para hacer frente a la enfermedad oncológica’, en la que se enmarca la experiencia de este médico que lleva siete años en la Arrixaca y ha conseguido un hito a la hora de aplicar el 3D en una compleja cirugía pediátrica.
Y todo porque en esa sosegada e inusual guardia se metió en Google y tecleo las palabras ‘3D y Murcia’, y le salió un nombre, Darío García Calderón, un biólogo que había ganado en 2015 el premio a ‘La idea joven más brillante de España’, y después una empresa, Cella Medical Solutions, donde García ejerce a sus 25 años de director científico. Su brillante idea se basada en imprimir en 3D órganos de pacientes enfermos para que los cirujanos pudieran ‘ensayar’ y reducir riesgos en operaciones complicadas como la que tenía Girón entre manos. Con él y su equipo trabajó para realizar una réplica en tres dimensiones de los riñones y el tumor del niño. “Pudimos ver al enemigo cara a cara antes de la cirugía. Es como preparar un viaje al detalle”, señala Girón. El resultado, como contó en la conferencia, es espectacular: el niño corre por las playas de Mazarrón junto a sus padres y abuelos y tiene una vida completamente normal. La tecnología empleada fue eficaz hasta el punto de que logró mostrar el riñón izquierdo, que no aparecía en la resonancia, algo que después sería vital. “Cada centímetro cuadrado de esos riñones valía oro. Y el riñón izquierdo es el que está funcionando mejor, el que no veíamos y que hubiéramos extirpado de no haber sido por el 3D”.
Del tipo de tecnología aplicado a este caso solo hay otro precedente en España, un neuroblastoma en una cirugía de adulto en Barcelona, y a nivel internacional hay dos experiencias en Washington y Miami. Pero en una operación pediátrica se trata de un caso pionero a nivel nacional y de los primeros en el mundo. Aunque parece más propio de la ciencia ficción, está cerca de convertirse en una realidad para todos. Bioimpresión, modelos anatómicos en 3D, órganos personalizados o fármacos a medida del paciente. “Suena muy fantástico, muy futurista, pero es real. Se van a ver muchos frutos en muy poco tiempo”, asegura García. “Trabajamos con todo tipo de materiales, desde totalmente duros a materiales que emulan la consistencia real de los órganos”. Por ejemplo, en el caso de una operación de hígado se estudia un hígado porcino, el más parecido al humano, y determinan las propiedades mecánicas, la resistencia al corte o su elongación, para elegir materiales que tengan las mismas propiedades. En este caso era goma de uretano porque se buscaba que fuera muy transparente y que permitiera verlo todo perfectamente.
“El 3D nos va a aportar muchos éxitos. Nos podrán catalogar de locos pero tiene muchas aplicaciones”, subraya Girón. De momento, García y su equipo están en negociaciones con la Consejería de Sanidad para ponerlo al alcance de los murcianos. “Hay una patente que permite que los órganos sean mucho menos costosos y sean asumibles por una sanidad pública. Esto puede ser muy útil pero si el precio es desorbitado no tiene sentido”, sostiene.