La exposición No va más es un homenaje a los colores que ya no se encuentran, a las estancias del Real Casino, a los oficios.
Cuando estudiaba en Barcelona, intentaron encasillar la obra de Anabel del Canto dentro de la corriente surrealista. Pero cualquiera que acuda a la Sala Alta a partir del 19 de octubre y admire sus piezas sabrá que no lo es. El encorsetamiento de las etiquetas no tiene cabida en su estilo. Su arte es el reflejo de un alma inventora, de lo que ve todos los días.
La técnica que practica y que muestra en esta exposición se llama esmalte al fuego sobre metal. Sus lienzos son las planchas de cobre y sobre ellas cae el cristal fundido a 900 grados, que da color a la pieza. Un arte antiguo del que se tiene constancia desde la época egipcia y que Anabel cultiva desde hace más de 45 años, cuando empezó en un taller de la calle Escudellers con Aviñó en el centro de Barcelona “a 45 pelas la hora” haciendo reproducciones vitrificadas de obras famosas. La escultura, el arte y el metal son sus vocaciones.
“Ahora hago lo que quiero, hago lo que me gusta, no necesito nada más”. Además, su otra pasión es enseñar. Del Canto no tiene secretos con sus alumnos, vuelca en ellos todos sus conocimientos para que “la técnica no se pierda”.
Sin embargo, la motivación para traer aquí su exposición no solo surge de su pasión por esta disciplina ni de su naturaleza atrevida y trasgresora que le hace encarar cualquier situación cuando se presentan oportunidades parecidas. El germen de No va más nace cuando Anabel contempla un color azul cian primario que recientemente había llegado a su colección. Un tono que según la artista “ya no se encuentra por ningún sitio. Tienes que mezclar distintos colores si quieres conseguirlo”.
La casualidad hizo que en su camino se cruzase el instrumental que perteneció a la madre de Jesús y Juan Antonio Megías, una artesana cuyas manos daban vida a obras de arte únicas a través del esmalte sobre metal. El material artístico que alguna vez fue la fuente de su creatividad y pasión encontró un nuevo hogar en manos de Anabel del Canto.
Y lo que trae para No va más se cimenta sobre la inspiración que le evocan los detalles del Real Casino de Murcia, interpretándolos a su modo de ver. A medida que las piezas se van alineado, los esmaltes brillantes cobran vida, tejiendo un relato que une a generaciones, lugares, talentos y oficios.
Las piezas de esta exposición, cuyo comisario será David Vicente, son también testigos silenciosos de la dedicación y el legado de los artesanos que han labrado la identidad de la Región. El homenaje que Anabel presenta en cada pieza va más allá de los límites de su disciplina. La joyería, la moda, la orfebrería y otros oficios se entrelazan con las creaciones de esmalte sobre metal, formando un diálogo que recuerda la maestría que yace en las manos de los artífices que han labrado la historia con su esfuerzo y dedicación.