La ciudad más bella de Suiza
Viajes, por Eliseo Gómez Bleda

Hacía ya mucho tiempo que no volvía a visitar Suiza y, además, no la conocía muy a fondo. Hace poco me decidí a descubrirla y merece mucho la pena. Es un país que no está demasiado lejos de España, por lo que es fácil hacerle una visita.
Todo el país me encantó: Berna, Zúrich, Ginebra, Basilea, Lausana, etc. Pero, particularmente, la ciudad que más me gustó fue Lucerna, también llamada “la Ciudad de la Luz”. Situada al noreste del país, es innovadora y moderna, pero al mismo tiempo tiene un maravilloso casco antiguo libre de automóviles y lleno de calles laberínticas, con plazas y edificios históricos que nos transportan a varios siglos atrás. Sus fachadas están llenas de pinturas muy coloridas que muestran la vida del pueblo y escenas de caza. Pasear por ellas es realmente una gozada. Es una ciudad preciosa, con un pintoresco lago rodeado de majestuosas montañas, con unas vistas panorámicas que nos hacen estar todo el tiempo haciendo fotos.

Lucerna es un destino turístico durante todo el año. Tiene dos temporadas altas: la de invierno, por su proximidad a los Alpes y los deportes de nieve, y la de verano, cuando las atracciones están llenas y hay que reservar con mucho tiempo de antelación. Los mejores meses para visitarla son marzo y noviembre, cuando hay menos gente y los precios son más razonables.
Aunque ya que hablamos de precios, os tengo que decir que yo pensaba que Suiza era cara, pero me equivocaba. No es cara: es carísima. Sin duda, es el país más caro del mundo. Algunos ejemplos: una cerveza cuesta unos 8 o 9 euros; un cafelito, unos 5 o 6 euros; y una hamburguesa, más de 30 euros. Ya no hablemos de hoteles, restaurantes o atracciones.

En Suiza se hablan varios idiomas, pero el más importante es el alemán, que lo habla más del 80 % de la población. Luego le siguen, dependiendo de la zona, el francés y el italiano. En Lucerna se habla un dialecto suizo-alemán. De todas formas, mucha gente comprende el inglés.
El franco suizo es la moneda oficial del país. Cada franco vale aproximadamente 1,07 euros. Os aconsejo que cuando viajéis a Suiza llevéis billetes pequeños, porque si pagáis con un billete, por ejemplo, de 50 euros, os lo admitirán, pero os devolverán el cambio en francos suizos, y luego al llegar a España tendréis que cambiarlos a nuestra moneda de nuevo, con la comisión correspondiente.
Una cosa que no me agradó en Suiza es que, como no pertenece a la Unión Europea, el tema de las llamadas de teléfono e internet aumentará considerablemente la tarifa habitual. Nosotros, al llegar a Suiza, pusimos los teléfonos en modo avión y solo los utilizábamos cuando llegábamos a los hoteles.

La mejor forma de llegar a Lucerna es en avión desde Alicante a Zúrich, con vuelos directos de varias compañías que duran unas 2 horas. Después, se puede ir en tren, coche o autobús desde Zúrich hasta Lucerna, que está a unos 50 km.
Desde luego, Lucerna es ideal para callejear. Lo más famoso de la ciudad es el Puente de la Capilla, un puente de madera que cruza el lago de los Cuatro Cantones y desemboca en el río Reuss, que atraviesa la ciudad. Esta construcción es muy famosa a nivel mundial y siempre congrega a centenares de turistas. Es un puente cubierto de madera del siglo XIV, el más antiguo de Europa. Tiene más de 200 metros de longitud y se llama así porque está muy cerca de la Capilla de San Pedro. Sus techos están llenos de pinturas que narran la historia de la ciudad. En la mitad del puente está la Torre del Agua, una fortificación anterior que antes se utilizaba como prisión.

Otro monumento que es símbolo de la ciudad es el León de Lucerna, una escultura al lado de un pequeño lago que representa a un león moribundo junto a un escudo de la monarquía francesa y otro con el emblema de Suiza. Esta escultura rinde homenaje a 760 soldados de la Guardia Suiza que murieron defendiendo al rey Luis XVI y su familia durante la Revolución Francesa.
Un sitio interesante es la Iglesia de San Leodegario, una de las más antiguas del país. De estilo renacentista, tiene dos campanarios de más de 60 metros de altura. Todo su interior es de color blanco.
Otro puente de madera cubierto es el Spreuerbrücke. Merece la pena cruzarlo para ver en su interior los 67 retablos que representan la “Danza de la Muerte”.
La Iglesia de los Jesuitas, junto al río Reuss, es otra de las maravillas de Lucerna. Destaca por sus dos torres puntiagudas, su estilo barroco y un precioso retablo en el altar mayor.
Hay varios museos que merecen la pena, sobre todo el “Museo Suizo del Transporte”, el más visitado del país, que cuenta con un planetario y ofrece un recorrido por la historia y el futuro del transporte y las comunicaciones. También son interesantes el Museo de Arte y el Rosengart. Algo que me pareció espectacular fue el Museo de Cultura y Congresos KKL, una obra maestra arquitectónica realizada por Jean Nouvel. Su sala de conciertos es una maravilla, considerada la mejor del mundo por una acústica excepcional. Está situada a orillas del lago de los Cuatro Cantones.

Paseando por la Lucerna histórica, encontramos la antigua Muralla de Musegg, construida en el siglo XIII. Tiene nueve torres de varios estilos. Hay una parte que está intacta y que se puede visitar, incluso subir a algunas de sus torres, desde donde se obtienen preciosas vistas.
Lucerna, además de ser una preciosa ciudad, esconde numerosos misterios y leyendas. Una de las más famosas es la del Puente de la Capilla: se dice que el puente está embrujado por el fantasma de una joven ahogada que aparece vagando en busca de su amor perdido.
Otros misterios son el del Monumento al León —algunas personas creen que hay una cámara debajo, con un tesoro escondido— y el de la Torre Musegg, que, según la leyenda, está embrujada por el fantasma de un guardia asesinado hace tiempo, con ruidos extraños y figuras fantasmagóricas.

No muy lejos de Lucerna, a unos 105 km, fuimos a visitar las cataratas del Rin. Os puedo asegurar que el viaje mereció la pena. Son las cataratas más grandes de Europa. Nos subimos a unos barquitos que se acercan hasta casi las cataratas. En lo más alto se alza el precioso castillo de Laufen, con más de 1.100 años de antigüedad. Si subimos hasta el castillo, podremos disfrutar de una panorámica maravillosa. Os aconsejo cruzar el río y ver las cataratas desde ambos lados.
Otra excursión fantástica fue a Interlaken, que está a unos 67 km de Lucerna. Como su nombre indica, está situada entre los lagos Thun y Brienz, de aguas cristalinas y color esmeralda. Una cosa que me sorprendió fue la cantidad de parapentes que aterrizaban en el parque Hoheatte, lleno de flores y con excelentes vistas a los Alpes, con un paseo lleno de tiendas, hoteles y restaurantes.

También recomiendo subir en funicular hasta el mirador de Harder Kulm. Desde allí se divisan muy bien los Alpes. Hay otro mirador suspendido, no apto para personas con vértigo.
A mitad de camino entre Lucerna e Interlaken, hay que estar atentos para descubrir desde la carretera una de las vistas más alucinantes de mi vida: el pueblo de Lungern, con sus vacas y sus bosques. Podéis bajar del coche y hacer unas fotos maravillosas.
Muchas de las comidas típicas de Lucerna están basadas en el queso y los postres de chocolate. La fondue es quizá la más famosa. Se prepara en una olla de cerámica que se mantiene caliente durante toda la comida. Normalmente se elabora con queso gruyère derretido, vino blanco y ajo. Se come con pan pinchado en una especie de tenedor muy largo. Otra comida es la salchicha landjäger, compuesta por una mezcla de carne de vaca y cerdo, semiseca, que me recordó a nuestra salchicha seca. Nos gustó también mucho el malakoff, una especie de bola de queso frito, acompañada de pepinillos y mostaza, y el zürcher ragout, un estofado con carne de ternera, champiñones y vino blanco.

Los restaurantes más recomendados en Lucerna son, en muchos casos, de cocina italiana, como el “Bacio della Mamma” y el “Grottino 1313”. De cocina suiza, recomiendo ir al “Garten Haus” y al “Antons”.
Los hoteles son algo caros, como todo en Suiza. Algunos de los que nos gustan y están bien situados son el “Hotel des Alpes”, el “Hotel Royal Lucerne” y el “Hotel Altstadt”.
Un viaje para repetir varias veces, que estoy seguro de que os gustará tanto como me gustó a mí. ¡Que lo disfrutéis!
Recomendaciones de Eliseo
- Pasear en barco por el lago de los Cuatro Cantones.
- Subir al funicular en Interlaken.
- Degustar una fondue en el restaurante “Sckiff”.
- Visitar el palacio de congresos y conciertos KKL.
- Hacer un tour en la “Lindt Home of Chocolate”.
