ETIMOLOGÍAS REGIONALES: LORCA

Por Santiago Delgado.

Lorca, la Ciudad del Sol. Dice el tópico. Y es verdad, pero ese título, de no estar cogido podría ser ostentado por cualquier enclave en 100 km a la redonda. El sol, de junio a octubre, es el rey de nuestra tierra. Pero de todas esas ciudades únicamente Lorca lleva en su enunciación restos de la antigua manera de llamar al sol: Helios. O Elio. Y, para sostenerlo, únicamente tenemos la mitología, la leyenda. No, como en otras ocasiones, la alusión certera de la significación del topónimo. Es decir, vivimos de las suposiciones de los filólogos del XVII y XVIII, que no distinguían conjetura de fehaciencia. Las disciplinas humanísticas no estuvieron a punto hasta el XIX bien entrado.

LORCA LLEVA EN SU ENUNCIACIÓN RESTOS DE LA ANTIGUA MANERA DE LLAMAR AL SOL: HELIOS

Bien, pues esas conjeturas de los dómines del Barroco y primera Ilustración sostienen que dos griegos, Elio y Crota (o Crota) fundaron la ciudad, allá cuando la diáspora troyana, tras la historian del caballo de Madera, y Ulises, y Aquiles, y resto de la compañía. Bien, pues estos nautas, así como Ulises llegó a Ceutas, ellos llegaron, con Eneas, a las costas lorquinas, anduvieron tierra dentro, y encontraron el valle alto del Sangonera o Guadelentín llamado. Y allí plantaron tienda. Parece ser que Elio mandaba más romana que Crota (o Croca), e impuso su nombre como primer componente del neotopónimo.

Luego, llegaron los árabes, a quienes el nombre compuesto no agradaba mucho, por lo largo, y decidieron acortarlo: Lurqa, tan parecido al nuestro actual, Lorca Y, claro, en la selección de sílabas desterradas del nombre oficial de los muslines quedaron las que tenían que quedar. Y que no eran otras que las que estorbaban para que el nombre final fuera Lurqa, que en su idioma significa batalla. Qué batalla, nos preguntamos. Y la Historia responde con la refriega que los bereberes y sirios de Abdelaziz, hijo del Moro Muza, sostuvieron por algún lugar del afluente del Segura, por la derecha, desde los altos lorquinos que inician el reino, luego de Puerto Lumbreras. ¿Con quién la sostuvieron?: con los godos de Teodomiro, Todmir para ellos, que, por lo que se ve, odiaban las palabras polisílabas: de Eliocroca, Lorca; de Teodomiro, Todmir. Y dos piedras.

Así que, ya lo saben aquellos lorquinos que lo ignorasen: descienden de dos príncipes aqueos a los que alcanzó la maldición de un dios, que los condenó a no regresar a sus casas en Grecia y sus islas tranquilamente, y los dispersó por el mar. Y eso, mar adelante, mar adelante, hasta el cabo Cope llegaron los dos amigos. Todo, por haber vencido en Troya. Buen invento el de los clérigos lorquinos hace algunos cientos de años.


@sanmadelmar

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