“En la tragedia la vida parece detenida”

ENTREVISTA A PEDRO GARCÍA MONTALVO

MÁGICAS PALABRAS. Por Consuelo Mengual. 

La venganza por despecho anida en algún rincón escondido esperando saldar cuentas para aliviar el dolor. Así podríamos entrar a desentrañar la historia novelada que Pedro García Montalvo nos narra con destacada maestría en El relámpago inmóvil, donde se entrelazan desencuentros, insidias y posiciones sociales contrapuestas, ante un acontecimiento desgarrador que sume a la pareja protagonista en un largo proceso de duelo, convirtiendo la trama en una auténtica tragedia griega, como lo fueron las de Esquilo, Sófocles y Eurípides, creadores de grandes arquetipos representativos del odio y de las desbordadas pasiones humanas.

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“El amor no tiene origen, era antes del principio. El odio, en cambio, siempre tiene una causa”.
No quería que el personaje vengativo estuviera en un primer plano porque su historia quitaba interés a los verdaderos protagonistas, el matrimonio que pierde a sus niñas. Sólo cuando el vengador es negativo, cuando normalmente tiene un despecho por un abandono amoroso por el que ha de vengarse y restituir la deuda del daño causado, sí que puede ser el protagonista de la historia, como ocurre en Medea. El odio es una energía primaria que surge cuando hay una rendija en el universo por la que puede entrar el mal.

Está ambientada en la ciudad de Madrid.
Viví allí y tengo un profundo conocimiento de esta ciudad. Madrid hace que la historia sea más cosmopolita. Prefiero más el aire que los lugares cerrados, propios de las tragedias griegas, como ocurre en el castillo de Hamlet o en el palacio de Otelo. Quería novelas con cambios de tiempos, llenas de árboles y lugares. Murcia es un sitio muy lírico, se vive muy feliz, con una tendencia muy poética, como ocurre en toda la literatura levantina, y así es muy difícil situar una tragedia. Por eso necesitaba otro escenario no tan acogedor como Murcia.

¿No importa la causa del odio, sino la actitud que éste provoca?
El placer con el mal ajeno muestra la falta de sustancia del ser humano. Antígona menciona: “No fui engendrada para el odio, sino para el amor”, lo que implica que nacemos y vivimos del amor, pero no en plenitud. Y esa merma, si es grande, se llena de maldad ante la desgracia del otro.

¿Cuál es el sentido del título de la novela?
El relámpago inmóvil es un “relámpago quieto que ciega a los personajes para otra cosa que no sea su terrible luz, como lo es la misma tragedia, y en cuyo interior la vida parece detenida, pasmada”. He percibido el dolor en mi vida y he sentido una detención de todo, como si la realidad quedara paralizada en un decorado. Pensemos en esos relámpagos que duran un segundo más que los otros, y esa es la sensación.

Soñar con la reconciliación queda en el trasfondo como posibilidad.
Claro, poder resquebrajar el odio era algo de lo que ya Sófocles, un autor muy cercano a sus personajes, planteaba como los momentos de duda. Hay códigos sociales que hacen que las venganzas tengan momentos frágiles.

¿Qué es la “justicia poética”?
Es una expresión que ya está en la propia tragedia. A veces el mundo te da la venganza servida o la ejecuta alguien ajeno al vengador. La justicia nunca aparece en el libro como un don de la divinidad.

¿Y el sentido de la humillación?
La humillación es el mal más terrible. Lo tratan los escritores rusos como Dostoievski en Humillados y ofendidos. Te convierte en nada, te deja tocado, porque avanza en el interior de la persona. A pesar de todo, la novela es un canto a la vida.


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@Aladas_Palabras

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