Por Antonio Rentero.
Afirmaba Sir Isaac Newton que alcanzó a ver más lejos porque subió a hombros de gigantes. Es de justicia reconocer las contribuciones de quienes nos precedieron pues nuestros caminos recorren la senda que ellos trazaron.
En la historia del Real Casino de Murcia rondan el medio centenar quienes han ostentado el cargo de presidente. Alguno más de 20 años, otros apenas unos meses, y todos contribuyendo a conformar uno de los emplazamientos más singulares e importantes de Murcia.
El primer presidente fue Juan López Somalo, elegido en 1847, sobre cuya identidad hubo algunas dudas durante años por haberse perdido los primeros libros de actas
El primero de ellos fue Juan López Somalo, elegido en 1847, sobre cuya identidad hubo algunas dudas durante años por haberse perdido los primeros libros de actas. Bajo su presidencia la sociedad nació y se instaló en el Palacio de los Marqueses de Vado con un arrendamiento que terminaría abruptamente por una subida del mismo que estimaron injustificada. El segundo, Manuel Starico Ruíz, fue quien ocupaba el puesto cuando en 1853 el Casino se traslada a su emplazamiento actual pero con entrada por la calle Lucas. Fue el comienzo de la adquisición de inmuebles por parte de la sociedad que culminaría en el grandioso patrimonio arquitectónico que conocemos hoy, aunque aún faltaría casi medio siglo para que se asomase a la calle Trapería por su actual acceso.
Cuando en 1865 el Casino de Murcia crece hacia la calle Montijo bajo el mandato de Francisco Nolla Orriols, toma cuerpo una de sus señas de identidad más reconocibles: la galería acristalada que desde 1870 permite pasear por una exclusiva calle privada que remite a las galleria frecuentes en algunas ciudades italianas, comunicando las distintas dependencias principales de un edificio que crece con el tiempo. Generaciones de murcianos y visitantes acogidos bajo un acristalamiento que se completó el mismo año que, bajo el mandato de Tomás Guerra, tiene lugar el incendio de la Antesala del Salón, único siniestro hasta el que en 1991 tuvo lugar en los salones de juego del primer piso por un puro mal apagado.
También hubo controversia para aclarar la autoría y decisión sobre las célebres pinturas del techo del Salón de Baile, que se efectuaron durante el mandato de Antonio Gómez Carrasco en 1876, encargadas a Manuel Pícolo.
El Casino de Murcia ya iba adquiriendo una estructura que hoy reconoceríamos casi como la actual, en parte gracias a la decisión tomada bajo el mandato de Fulgencio Fuster y López, conde de Roche, de armonizar la ornamentación interior de esa calle privada acristalada que constituye la Galería Cubierta, con todas las “edificaciones” que se asoman a su espina dorsal.
En 1894, siendo presidente José Cayuela Ramón, de la casa que permitirá la construcción del actual acceso principal desde la calle Trapería
Otro hito es la fundación de la Biblioteca en 1882 siendo presidente José Melgarejo Escario, nombrándose bibliotecario a perpetuidad nada menos que a Ricardo Sánchez Madrigal. Pero quizá incomparable a la compra en 1894, siendo presidente José Cayuela Ramón, de la casa que permitirá la construcción del actual acceso principal desde la calle Trapería. Sería bajo esta misma presidencia cuando se comprarían en París las cinco grandiosas lámparas del Salón de Baile o las dos grandes mesas de billar donde tantas carambolas han tenido lugar sobre el verde fieltro que recubre la pizarra.
El siglo XX, con sus avances como la electricidad, anticipa su llegada entre 1887 y 1888 cuando se instala el alumbrado eléctrico en todas las dependencias, inaugurándose además bajo la presidencia de Eulogio Soriano Fernández el alumbrado eléctrico en el Salón de Baile, lo que supuso todo un acontecimiento local.
Al año siguiente, siendo presidente Ángel Guirao Girada, se da inicio a las obras que darán salida hacia la calle Trapería así como al Patio Árabe, las Peceras y el salón ubicado sobre estas dos últimas estancias así como la biblioteca actualmente conocida como Inglesa. Faltan apenas horas para dejar atrás 1900 y cambiar el calendario al siglo XX cuando el presidente Guirao da cuenta a su Junta Directiva de lo avanzado de estas intervenciones, dando paso a una nueva directiva, presidida por Jesualdo Cañada Baños, quien inaugurará en junio de 1901 la entrada principal por la calle Trapería tal y como la conocemos hoy día.
Es el momento culminante de más de medio siglo de adquisiciones de diversos inmuebles que configurarían la esencia del edificio que conocemos hoy. Tras está búsqueda de la salida a una arteria señera de la capital como es la calle Trapería, queda ya el Casino de Murcia accesible desde una vía tan destacada pero además con una fachada que desde entonces resulta inseparable en el imaginario colectivo de la institución que albergan sus muros, convertida en seña de identidad de la misma. Y pudo cobrar aún más protagonismo, pues hubo un plan de urbanismo que imaginaba una Gran Vía concluyendo en amplia plaza frente a la entrada al Casino de Murcia.
Simbólicamente, muchos son los murcianos que poco más allá de esta entrada conocen una institución que se asoma al deambular del peatón invitándole a no ser un extraño a sus muros y estancias que cumplen ahora 170 años.
En el interior, algunos espacios aún evolucionarán hasta quedar tal y como hoy los conocemos, como el patio que bajo la presidencia de José Ledesma y Serra se pavimentó para dejar de ser un jardín y permitir que los socios pudiesen patinar en él. También bajo esta presidencia, en 1908, se instalaría calefacción en todo el edificio.
Entre 1912 y 1916 con el presidente Emilio Díez de Revenga y Vicente estancias tan significativas como las Peceras y la Biblioteca Inglesa adquirieron sus actuales aspectos, añadiéndose a las reformas que llevó a cabo las enormes cristaleras del Salón de Café, que permiten el paso de la luz desde la calle Montijo a través de lo que, hasta ese momento, era un muro que otorgaba un ambiente lóbrego al emplazamiento más habitual de las numerosas tertulias que allí tenían lugar. También se revisten de mármol de Novelda los muros de la Galería Cubierta.
Otro innegable atractivo artístico, la pintura “Alegoría de la Noche” que decora el techo del Tocador de Señoras obra de José Marín-Baldo Burguero, se fija en su actual emplazamiento en 1922 siendo presidente Antonio Clemares Valero.
Casi un siglo ha pasado desde que el Real Casino de Murcia adquirió el aspecto que hoy conocemos. Un legado que continúa evolucionando, agigantado tras la última gran reforma (finalizada en 2009) bajo la presidencia de Juan Antonio Megías García
Casi un siglo ha pasado desde que el Real Casino de Murcia adquirió el aspecto que hoy conocemos. Un legado que continúa evolucionando, agigantado tras la última gran reforma (finalizada en 2009) bajo la presidencia de Juan Antonio Megías García, quien presume con acierto de haber modernizado la institución haciéndola avanzar hasta el lugar histórico que le corresponde: el siglo XIX. Sí, está bien escrito, no hay errata, puesto que el Real Casino de Murcia camina con paso firme hacia el futuro por saber conservar las tradiciones del pasado adecuándolas al presente.