ARS Casino, por Loreto López

Al hablar de nuestro hermoso Casino siempre hacemos referencia a los grandes nombres relacionados con su construcción: los arquitectos Francisco Bolarín, José Ramón Berenguer, Justo Millán, José Marín- Baldo y Pedro Celdrán. Pero ha llegado el momento de poner nombre a los que contribuyeron a crear el esplendor de este edificio: los artesanos.
A raíz de un desafortunado incidente en la madrugada del pasado día 17 de mayo, en que unos desalmados lanzaron un macetero contra la puerta principal de acceso, haciendo añicos el vidrio decorado que durante más de 120 años había permanecido intacto, he creído necesario destacar la relevancia de cada elemento que componen este apreciado Monumento Nacional, pues cada uno de ellos hacen el magnífico todo y en cada uno de ellos trabajaron las manos laboriosas de artífices irrepetibles. Así pues, hagamos justicia hablando de aquellos que dieron forma a la piel de nuestro edificio.
Ha llegado el momento de poner nombre a los que contribuyeron a crear el esplendor de este edificio
Ya había abordado el asunto de las carpinterías del edificio, hoy llega el turno de hablar sobre los delicados y frágiles vidrios que aportan al inmueble su mágica luz.
Se puede decir, sin temor a errar, que las cristalerías, por razones obvias, son los últimos elementos en incorporarse al edificio —a este y casi a cualquier otro—. De modo que, con las obras prácticamente terminadas, en 1900 se comienzan a instalar todos los vidrios y espejos del Casino, tarea que se dilatará en el tiempo durante más de cinco años.
La empresa murciana suministradora de los primeros acristalamientos, para cubrir la estructura de los pasajes y espejos del Salón de Baile, será la de la viuda de don José Miralles, con el nombre comercial de “La Perla Cartagenera”, que se encontraba ubicada desde finales del siglo XIX en la Plaza de Fernández Caballero, por entonces conocida como de los Gatos, en el antiguo local del Círculo Industrial, y más tarde en el número 1 de la calle Calderón de la Barca. Debía tratarse del mejor comercio del ramo en nuestra ciudad, hasta los primeros años del siglo XX, ofertando sus cristales franceses, belgas y del país, con los acabados más variados.

Pero no sería “La Perla Cartagenera” la encargada de suministrar los bellos vidrios modernistas que reciben al visitante del Casino. Entrado el año 1905, Mariano Ruiz Funes realiza las carpinterías artísticas de la cancela y zona del zaguán de la entrada principal, colocándose los vidrios por la empresa, igualmente murciana, “Botella, Serrano y García”, con almacén en la calle Pascual número 11.
No podemos saber si realizaron ellos mismos la delicada decoración que adorna la transparencia del cristal, bellísima en los de la cancela, donde el vidrio siniestrado que mencionaba al principio, y en las diferentes puertas de acceso a las salas, con el anagrama del Casino en su centro, orlado por cenefas indiscutiblemente modernistas, o si esa labor de fina filigrana artesanal se pudo hacer por otras manos. Lo cierto es que “Botella, Serrano y García”, también fueron los encargados de otras cuestiones decorativas artesanales relacionadas con nuestra obra: pinturas en paredes, panes de oro en el Patio Árabe, etc., por lo que no hemos de dudar que ellos fueran los artífices de las mismas.
Con las obras prácticamente terminadas, en 1900 se comienzan a instalar todos los vidrios y espejos del Casino
Como curiosidad y para valorar justamente este trabajo, hay que conocer un poco la antigua técnica con la que se realizaban estas labores de decoración del vidrio, hoy casi en el olvido gracias a la aplicación de otras tecnologías, como el láser, para el grabado sobre este material.
Los grabados al ácido sobre cristal exigían una pericia enorme al trazar el dibujo, generalmente a través de plantillas, y perfilarlo, cubriendo las zonas que no habrían de quedar mates con diferentes pastas o ceras, tras esto se exponía el vidrio a la acción abrasiva del ácido, por lo general un peligroso ácido fluorhídrico, quedando las zonas no cubiertas o protegidas en tono mate.
En su próxima visita al Casino, les invito a detenerse frente a estas pequeñas joyas artesanales y disfrutar de su frágil belleza.

