Lugares con historia, por Leandro Madrid S.

Las Islas Hormigas son unos islotes rocosos a unas dos millas marinas del faro de Cabo de Palos, prolongación geológica de la cordillera costera de la Región de Murcia. Esta cordillera se sumerge en el Mediterráneo, formando bajos que solo están a 4 o 5 metros de la superficie del mar, resultando muy peligrosos para la navegación. Entre Cabo de Palos y las Hormigas hay varios bajos llamados “de dentro”, “de la testa”, “de pilas”, etc. Después de las Islas está el peligroso “bajo de fuera”, seguido de otros que van quedando más profundos, por lo que son peligrosos para barcos de cierto calado.
Las Islas Hormigas están formadas por la hormiga grande —el Hormigón— y pequeños islotes próximos. La hormiga grande tiene unas dimensiones de 200 metros de largo por 60 de ancho y 13 de altura en su zona más alta. Cuando la zona marina de Cabo de Palos se hizo más concurrida como ruta de navegación, se tomó la decisión de levantar un faro-baliza en la isla, y en Cabo de Palos uno mayor y de más alcance.

En 1862 se levantó en la isla un faro manual, cuadrado, de mampostería de ladrillo, con 12 metros de altura. Lo atendían dos fareros. En 1869, una tormenta marina destrozó el faro y causó la muerte de la familia del farero. Durante un tiempo no hubo faro en la isla, hasta que se hizo uno redondo, de hormigón hidráulico, también manual. En 1920, otro temporal causó daños materiales. Aunque esta vez se salvaron las vidas de los habitantes del faro, se tomó la decisión de convertirlo en automático, alimentado con placas solares. Fue el primero de España.
El 4 de agosto de 1906, alrededor de las 4 de la tarde, el trasatlántico Sirio, de la compañía italiana La veloce Genova, embarrancó en el “bajo de fuera”, a media milla de la Isla Hormiga, quedando elevado en el roca, con la proa levantada y la popa hundida, ocasionando una lamentable tragedia.
El Sirio desplazaba más de 4.200 toneladas y medía 115 metros de eslora, con un calado de 7,5 metros. Lo dirigía el capitán italiano Piccone, con 130 tripulantes. El 2 de agosto zarpó de Génova e hizo escala en Barcelona. El día 4 estaba frente a la costa murciana del Mar Menor. Su destino era América del Sur. Iba sobrecargado, pues además de sus pasajeros legales, llevaba varios cientos de ilegales con sus enseres, por lo que su calado era mayor.

Navegaba a unos 15 nudos cuando la roca del “bajo de fuera” lo rasgó, inundando las bodegas y haciendo explotar las máquinas. Cundió el pánico entre los presentes ante la desorganización durante la evacuación. El capitán y la tripulación fueron los primeros en ponerse a salvo. Desde Cabo de Palos, los pescadores llegaron al lugar trágico y rescataron a varios cientos de náufragos. Hay que destacar la labor del barco Joven Miguel, que rescató a más de 400 personas.
Todavía no se sabe cuántas personas murieron en el trágico naufragio, pero durante los días posteriores se rescataron de la orilla decenas de cuerpos sin vida. En el accidente murieron la cantante Lola Millanes y el arzobispo de Sao Paulo. Sin embargo, pudieron sobrevivir el tenor de ópera José Maristany y el arzobispo de Pará.

El 21 de agosto, una tempestad hizo que el buque se partiera en dos. Como consecuencia, la proa se hundió a unos 70 metros y la popa, a 40 metros, aproximadamente. Reunidos los supervivientes en Cartagena, fueron cuidados, reuniendo ayudas y embarcados con destino a Brasil, Argentina, Barcelona y Génova. La tripulación superviviente se embarcó en el Adria, que se encontraba en Cartagena, pero el capitán Piccone estaba en paradero desconocido.
El trovero de La Palma José María Marín compuso un trovo a la tragedia titulado El Sirio, correo italiano. También se cantaron canciones alusivas.

