Por Santiago Delgado.
En muchas ocasiones sucede que el nombre de los enclaves, sean mayores o menores, han sido puestos por los vecinos. No cabe ninguna duda de que Ulea, que quiere decir en árabe La Alta (Al Ul.lya), fue puesto por los que veían el tal enclave desde abajo. Claro, los de abajo son los de Villanueva del Río Segura y los de Archena. Ulea es, pues, la población que se ha separado del río, para irse a la falda de la montaña, que desde los pueblos antedichos es eso: La Alta. Merced a su altura, vemos, cuando subimos a Ulea, el Valle de Ricote casi entero, como un belén vivo. Lo de irse a lo alto, tanto fue para defenderse de las avenidas de un río traidor –otoño sí, otoño también– como para ver desde arriba a los siempre suponibles atacantes. O sea, además de altos, listos.
Imagino que muchas toponimias por el mundo entero querrán decir lo mismo: la población que está en lo alto. Los uleanos deberían saberlo y sacar pecho por ello. A su lado, todos los vecinos son los que viven en Lo Bajo, lo cual es un blasón bueno. Muchos no lo saben, pero el municipio de Ulea llega, por el oriente, hasta pasar la A30, y pasarla bastante. O sea, que además de altos, extendidos.
Toda gente visitante de esta tierra debe ir a la plaza principal de Ulea y admirar el curioso edificio tardomodernista atribuido a Eiffel, el mismo de la torre de París. Monsieur Eiffel visitó Archena y allí un exportador uleano, el señor Ríos, le pidió las trazas de una construcción singular. El Monsieur le dibujó una planta cuadrada, con unos balcones en pirámide muy vertical, casi exentos de la pared externa. Y la coronó con unos pináculos negros, que parecen gorros de bruja de cuento centroeuropeo, nada acordes con la idiosincrasia nativa. Ah, es de color rojo el edificio. Realmente, es una construcción singular, que compite por el espacio a la parroquial de San Bartolomé, con su puerta lateral de corte neoclásico, “ma non tropo”. Todos la conocen, dentro y fuera de Ulea, como la Casa del Cura, por haberla comprado el párroco, en su día.
Ulea es santiaguina; esto es, de la Orden de Santiago, como todo el Valle de Ricote. Y la Encomienda se hallaba, por consiguiente, en Ricote mismo, fuera del cauce del Segura, pero de población hermana. Los moros de Ulea dejaron de ser moros, y se convirtieron en moriscos, al bautizarse en 1502. Amaban mucho a su tierra.
Un lugar especial.
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