“LA TIPOGRAFÍA ES LA VOZ DE LOS PAPELES”

LA CARA B. Por Antonio Rentero.
Vivimos el triunfo de la mediocridad. Si la gente come tomates del supermercado, ¿cómo no van a usar fuentes como Calibri y Arial? Una tipografía insulsa no puede anunciar el nombre del pueblo en una rotonda.

Cuando ves algo inherentemente bueno suele ir acompañado de un gusto por elección de elementos y trabajo de maquetación tipográfica, pero suele darse una total despreocupación en algo para mí fundamental, porque resulta muy difícil hacer una maquetación no ya perfecta, sino excelente. No es tan difícil que sea bueno o aceptable, pero es exageradamente fácil que sea aburrido o genérico.

El camino de la uniformidad es una forma de mediocridad. Hay webs y plantillas para tarjetas de visita, carteles… bien diseñados, con tipografías robustas, redondeadas, de palo seco… pero no violentas o inquietantes. Hay estilos muy bien definidos para maquinación tipográfica y construcción de logotipos (algo que va muy unido habitualmente).

La tipografía estaba basada en la capacidad de un impresor para confeccionar los tipos, es decir, las piezas que se colocan en la imprenta. Luego tenemos a Jobs, integrando tipos que fueran más allá de las que por defecto se usaban en los inicios de la informática. Helvética es la reina, se ha usado con profusión y con estilo, y se la “queda” Jobs en Apple. A Microsoft no le queda otro remedio que adoptar las fuentes Calibri y Arial, tipografías de señora aburrida, de funcionario gris. Para tener gusto es fundamental tener idea y conocimiento.

Ahora hay millones de tipografías, pero porque hay mucha basura. Las tipografías buenas cuestan mucho dinero porque consiguen que al ver el rótulo identifiques la marca. Cada curva en una letra debe ser armónica, y para ello debe jugar con los interlineados y los kerning (distancia entre caracteres), por lo que en una misma tipografía puedes tener dos letras que “ocupen” un espacio distinto.


“Para tener gusto es fundamental tener idea y conocimiento”


El diseño pertenece a la historia. Hay una época de raciocinio y clasicismo. En los 90 el grunge deconstruye todo, se vuelve al pasado con el hipster. Ahora hay un retorno al minimalismo. Cada etapa ha tenido su moda, su diseño, su corriente estilística y artística que permea hasta en el diseño tipográfico.

Periódicos de referencia como El Mundo o El País querían tener voz propia no sólo en el papel, sino también en web y email. Querían que sus lectores en soporte digital siguieran familiarizados con la misma voz. Debían cambiar la tipografía y, con ello, su historia, para continuar siendo consistente en su estilo, en papel y ordenador.

Si haces una tipografía buena haces dinero porque has encontrado una voz, pero ésta tendrá distintas modulaciones: bold, itálica, narrow… y el diseñador agradece tener todo ese conjunto de voces y, si la voz es buena, lo paga.

Una buena tipografía es el mejor favor que le puedes hacer a una marca, es como ponerte el uniforme que permite que se te reconozca al instante, te da una identidad sólida. Un diseño gráfico espectacular y constante es esencial para una marca.

Cada época tiene su tipografía vedette. En los últimos años el mayor impacto en diseño gráfico común lo ha tenido Helvética, que siempre ha estado y siempre estará. Es la Penny que inspira al Desmond de «Lost».

Me llamo Mic Rocamora y, aunque muchos lo desconozcan, soy TIPÓGRAFO.


@AntonioRentero

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