JOSÉ MARÍA FALGAS ABRE LAS PUERTAS DE SU CASA A RCMAGAZINE. EL PINTOR Y SOCIO DE HONOR DEL REAL CASINO REPASA LOS HITOS MÁSDE SU VIDA Y SU CARRERA, A PUNTO DE CUMPLIR LOS 90 AÑOS
LOS SOCIOS EN SUS CASAS. Por Elena García. Fotografías: Ana Bernal.
Pocos artistas pueden enorgullecerse de haber retratado a figuras de tanta relevancia para su época. El rey de España Felipe VI, el papa Juan Pablo II, el expresidente de Egipto, Hosni Mubarak, o el exdictador Muamar el Gadafi son algunos de hombres que el pintor murciano José María Falgas ha inmortalizado con sus pinceles. El artista ha disfrutado una prolífica carrera, de la que habla con orgullo y satisfacción en su hogar, frente a la avenida del río Segura, donde recibe a RCMAGAZINE.
“Además de donde resido, en Murcia he tenido dos casas: el Casino y el Ayuntamiento”, narra el pintor. De joven, solicitó una beca al que entonces era alcalde y presidente del Casino, Agustín Virgili, que le dio su apoyo y pudo realizar los estudios en la Academia de Bellas Artes en Madrid. A su regreso, expuso sus primeras obras en el Casino. “Fue en el año 57, yo era un crío, apenas tenía 20 años. El Casino me abrió sus puertas en una época en la que no se las abrían a nadie; entonces era un lugar elitista, ahí no entraba cualquiera, ¡ni las mujeres!”, recuerda.
“Además de donde resido, en Murcia he tenido dos casas: el Casino y el Ayuntamiento”
“Todo lo que yo he vivido ha salido del caballete. Para mí la vida ha sido una aventura, porque es muy difícil vivir del arte. Hay que echarle valor y que el valor te corresponda”, afirma reflexivo en su salón, de cuyas paredes cuelgan algunos de sus cuadros, retratos que clavan su mirada en los presentes. Rodeado de los recuerdos de su vida, Falgas rememora el orgullo que sintió cuando, en 2011, el Real Casino le concedió el título de Socio de Honor. “Me sentí muy halagado y agradecido, fue un reconocimiento real de todo lo que había sido una trayectoria”, aunque asegura que siempre se había sentido “hijo adoptivo de la entidad”.
El apartamento que habita lo considera su hogar “doméstico”, pero nos habla con especial cariño de una casa de recreo que tiene en El Escorial, con miles de metros de bosque. “Le he puesto nombre a cada árbol”, asegura. “Allí observo la naturaleza y me integro en el ambiente; mi aspiración siempre ha sido estar en la naturaleza”. También es el lugar donde ha desarrollado otra faceta importante de su vida: la escritura. “Es una tarea que precisa de soledad y de silencio, por ello en esa casa escribí mis primeros relatos y poemas”, nos cuenta. El primer contacto con El Escorial surgió por un amor de juventud que, aunque no prosperó, sí se quedó para siempre prendado del paisaje. “Me entusiasmaron aquellos parajes, El Escorial ha sido donde me he sentido más identificado conmigo mismo, con mis intenciones y mis deseos”, declara.
“Todo lo que yo he vivido ha salido del caballete. Para mí la vida ha sido una aventura, porque es muy difícil vivir del arte”
“Siempre me he comportado con arreglo a las exigencias del medio ambiente que me rodea, ya sea en la montaña, en el océano o en la algarabía de la ciudad”, afirma, y hace referencia a algunos de su muchos viajes: “he estado en el Sáhara me han confundido con un beduino, porque me adaptaba de tal forma al entorno, que parecía uno más”. También recuerda con nostalgia su aventura en Libia, cuando recorrió el país de punta a punta. “Hice un retrato del presidente de Egipto, Mubarak, y los libios, que seguían los pasos de Egipto, me invitaron a visitar el país y me propusieron retratar a Gadafi”. Y lamenta la triste situación que está viviendo el país en la actualidad.
Pero si hay algún retrato que recuerde con especial cariño, es el que le hizo al rey Felipe VI cuando todavía era príncipe. “Teníamos concertado un posado de hora y media en la Zarzuela, pero al final nos metimos en siete horas”, comenta. De ese encuentro sacó algunas imágenes memorables el fotógrafo Tito Bernal, en las que se ve también a Juan Antonio Megías, presidente del Real Casino, que en aquel momento era consejero de Cultura de Murcia. “Esas oportunidades son extraordinarias”, expresa. Con los apuntes realizados elaboró otro retrato que regaló al Real Casino el día de la proclamación del nuevo rey, y que actualmente está colgado en la Exedra del edificio.
“Mi aspiración siempre ha sido estar en la naturaleza”
José María Falgas considera que el hogar representa un punto de encuentro con uno mismo. “Es el lugar donde encuentro la capacidad de renovarme y superar los éxitos o los fracasos”. A punto de cumplir noventa años, mira al pasado con satisfacción, pero sobre todo tiene la vista puesta en el presente y en el futuro. “Habré pintado más de 5.000 cuadros”, apunta, y al preguntarle si le queda algún sueño por cumplir no duda en su respuesta: “Seguir pintando”.