El Jimenado

Toponimias murcianas. Por Santiago Delgado.

Un servidor, cuando acudía a Torre-Pacheco a dar lección, allá por los 80, aún en el anterior milenio, pasaba siempre por El Jimenado. Me gustaba aquel nombre de lugar, aquella toponimia de eufonías castellanas. Me imaginaba yo una gran dama castellana, doña Jimena, como la doña Ana de Doñana, allá por los atlánticos predios hispanos. Y colegía que todo el campo del Mar Menor debería llamarse El Jimenado. ¡Qué gloria para la Región! Eso imaginaba yo.

Pero no. Nunca hubo una doña Jimena, aunque todas las jimenadas/jimeneras merecen serlo, quede constancia. La toponimia se debe a cuestión más prosaica. Y eso que perdemos en esta tierra. En primer lugar, a El Jimenado le falta casi una palabra entera, contractada por comodidad, como siempre. Y esa palabra es “aljibe”. Y el nombre completo de origen es “El aljibe almenado”. O sea, que no hay, ni hubo, doña Jimena alguna. Solamente en mis ensueños de ventanilla de coche. Como tantas otras veces. La vida es “asín”.

El Jimenado.

Ocurrió, averígüese cuándo, que algún esteta de aljibes le puso almenas al murete de la parte emergente del suelo, de la construcción. Una chulería estética, que medievalizaba el conjunto. Los lugareños de alrededor, en un alarde de expresión descriptiva, dieron en llamar al enclave “El aljibe almenado”. No es poco, sabían lo que eran unas almenas. Pero, claro, al muy poquísimo de repetir el topónimo, pasó a ser lo que actualmente glosamos: El Jimenado, que no viene de doña Jimena, desgraciadamente. Sino de almena y de su coyunda con aljibe.

Hoy, El Jimenado es emporio de dúplex y de regadíos del cercanísimo trasvase. Y tanta ha sido la prosperidad, que la ubicación del Aljibe almenado se ha perdido. Eso tiene, aunque no necesariamente, la modernidad. La iglesia está dedicada a la Virgen de la Consolación, que era como se conocía antes al Partido vecinal. Esta advocación de Nuestra Señora se vincula, nada menos, que al Apocalipsis, libro donde está la Verdad última de todo, y que traerá el consuelo definitivo para el mundo-world. Así que, de haber podido llamarse La Consolación, pasó a llamarse El Jimenado.

El Jimenado no viene de doña Jimena, desgraciadamente. Sino de almena y de su coyunda con aljibe

La carretera da una graciosa curva como de arco de ballesta, para pasar desde la autovía de Cartagena-Murcia al mismo Torre-Pacheco. Es como una sonrisa viaria que hace amena la travesía del pueblo. Es carretera de camiones que pasan hacia Europa cargados de los productos del campo que la tierra, el sol, los braceros y el agua del trasvase, así como la de pozos, producen a manta. Eso que ganamos todos.

Descanse en paz, doña Jimena de los Campos del Mar Menor.

Santiago Delgado. @sanmadelmar

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