LA EXPOSICIÓN DE 1900 EN MURCIA Y SU REFLEJO EN EL REAL CASINO

ARS CASINO. Por Loreto López.
En la segunda mitad del siglo XIX, conocida como la era de la industrialización, cobran un enorme auge las exposiciones nacionales y universales, con el fin de mostrar, difundir e intercambiar las novedades tecnológicas y productivas de las distintas zonas.

Bien conocida es la Exposición Universal de París de 1900. Pero Murcia, sí, nuestra pequeña Murcia, no quiso quedarse atrás en esto de mostrar al mundo, aunque fuese un mundo más cercano, todo lo que esta productiva tierra ofrecía y, coincidiendo en fecha con aquella de París, organiza en el carmelitano Jardín de Floridablanca la Exposición Agrícola, Industrial y Minera, entre el 14 de abril y el 5 de julio de 1900. Ya pueden ustedes imaginar las dimensiones del evento, sin ánimo de desmerecerlo, en absoluto.


Nuestra pequeña Murcia no quiso quedarse atrás en mostrar al mundo todo lo que esta productiva tierra ofrecía


Nuestro Casino contribuyó a la realización de sus magníficos pabellones con gran generosidad, 1.500 pesetas de aquellos entonces, una buena cifra.

Se accedía al recinto por un gran y pintoresco pórtico realizado por el artista local D. José Huertas, construyeron pabellones de gran mérito arquitectónico, obra de nuestro arquitecto D. Pedro Cerdán, entonces ya con cargo municipal, destinados fundamentalmente a las materias que daban título a la exposición, pero además estaban otros pabellones menores dedicados a Murcia, las Bellas Artes y otro denominado “Rústico”, que acogería una muestra del arte de la floricultura de nuestra tierra, así como un restaurante y un trenecito o tranvía infantil, que recorría el espacio del recinto, una galería de máquinas construida por el ingeniero D. Luís Romero.

El pabellón de la Minería contaba como elemento destacable, tal como se expresa en la prensa local, con un artístico medallón alegórico, obra de Manuel Castaño:

“La decoración más importante hállese en el centro de su fachada principal; una gran concha corona este cuerpo central ornamentada en su parte más alta con una palmeta griega sobre la que se eleva una antorcha, símbolo de la civilización. En el centro de esta concha aparece el escudo de Murcia sobre una cartela ornamentada con robusta guirnalda de frutas, que sostienen dos figuras sentadas a ambos lados admirablemente esculpidas y que ellas solas bastan para acreditar al señor Castaño de escultor notable; diferentes atributos de minería como picos, palas, cables etc. completan este conjunto artístico.” (Diario Las Provincia de Levante, 14 de abril de 1900).

Pabellón de la Minería. Exposición 1900.

Plano de la Expo del Jardín de Floridablanca (1900).

Nada queda, más que el recuerdo y algunas antiguas imágenes, de aquellas obras de efímera existencia, que ya en 1912 eran una ruina por cuya eliminación clamaba la comisión de carmelitanos, a la que aludía en el artículo del anterior número de RCMAGAZINE. Pues aunque muchas veces se ha mencionado la posibilidad de que el loado relieve fuese salvado de la destrucción y luzca hoy en la galería central del Real Casino, no creo que sea así.

Cierto es que los lunetos artísticos que decoran estas galerías son obra del mismo artífice, Manuel Castaño, pero no se corresponden exactamente en motivo y forma a aquel, aunque si coincidan en similar inspiración y composición.

Sobre el acceso desde el Patio Árabe nos reciben las alegorías de la Primavera y el Otoño, que ayudada por un infante acaba de recolectar granadas y un racimo de uvas, frutas ambas de esa época.

Llegando a la encrucijada de las galerías, contemplamos a la izquierda las alegorías del Verano, sosteniendo un haz de espigas junto a otra criatura que intenta contener un cesto de frutos, y el Invierno, dama friolera calentando sus manos en un braserillo y en cuya capa cobija a un pobre niño, heladico de frío.

Si giramos nuestra vista a la derecha, sobre el acceso al Patio Pompeyano, vemos la representación de la Matrona de Murcia, directamente inspirada en la que al parecer hiciera Hernando de Torquemada hacia 1575 para el antiguo pósito del pan de la ciudad, hoy en la fachada del Palacio Almudí. Emblemático símbolo de la generosidad del murciano, que comparte el alimento de sus hijos con el forastero.

Estos vistosos relieves, a pesar de su apariencia metálica, fueron artísticamente modelados en escayola y pintados en ese monocromo tono grisáceo que juega a engañar nuestra percepción.

Reflejos en el Casino de aquel que pudieron ver nuestros antepasados en el murciano jardín de Floridablanca.

Representación de la Matrona de Murcia.

Alegoría del Verano y el Invierno.

Alegoría de la Primavera y el Otoño.


Loreto López. Restauradora.

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